lunes, 19 de noviembre de 2012

DIALOGOS PRACTICOS

Nuria Calvo reconoce que la metodología de la enseñanza ha cambiado mucho: «Depende del nivel, pero siempre tiene un aspecto práctico, intentamos plantear situaciones reales». Nada de frases históricas como aquel «my tailor is rich» («mi sastre es rico») tan poco útil; ahora prima entenderse en un aeropuerto, coger un taxi o dar una vuelta a un museo. Eso sí, Calvo no ofrece milagros: «La memorización es inevitable, es el ingrediente fundamental para poder hablar». 

La ventaja que tienen ahora quienes deseen aprender idiomas es que el inglés está presente en la vida diaria. Si hace treinta años lo máximo que podía escuchar alguien en inglés eran las canciones de moda -y sin posibilidad de saber qué decían-, ahora hay todo un mundo de posibilidades gracias a Internet. «Un idioma se aprende escuchando -incide Nuria Calvo- no somos peores que otros europeos, solo tenemos menos entrenamiento». 
La otra pieza fundamental para generalizar el conocimiento de inglés es que tenga más categoría educativa. No solo por las horas -unos diez mil niños gallegos estudian una asignatura no lingüística en este idioma- sino por la exigencia. Desde Apiga se insiste en que es necesario que la selectividad -o la reválida, cualquier prueba final de bachillerato- incluya un examen oral de la lengua de Shakespeare para fomentar su práctica en clase. También se necesitan modernizar algunos métodos: hay institutos en los que se sigue estudiando la fonética como disciplina lingüística, un sistema propio de hace décadas que no se traduce en más charla entre los estudiantes.

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